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Mostrando entradas de diciembre, 2011

J’ATZINGUENI, or Corn Stalk Paste, and its origins in the Pátzcuaro Lake Region

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            Centuries ago, corn was – and continues to be today – the main food staple of Mexico .  But the Purépechas found a surprising, secondary use for this otherwise innocent plant:  They used it, combining it with various other local “ingredients,” in creating figures.  The Purépechas called the resulting substance “J’ATZINGUENI” – a legacy of the Purépechas to the world.  The Spanish themselves came to appreciate this “new” artistic medium. It was a custom of the mesoamericans to carry images of their gods into war; they believed the presence of the heavy and bulky figures would increase their chances of success on the battlefield.  Typically, it was the principal god who accompanied them to infuse the warriors with valor and courage.  Furthermore, they also believed that if they were defeated and the figures ended up in the hands of the victorious, the idols would wreak revenge upon them even while in their custody. But the Purépechas found the solution to transpo

JÁTZINGUENI ó Pasta de Caña de Maíz y sus orígenes en la Región del Lago de Pátzcuaro

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      Siglos atrás, la planta de maíz significó (como continua siendo a la fecha) la principal fuente de alimentación del pueblo mexicano. Pero los Purépechas buscaron su máximo aprovechamiento. Así nació la elaboración de figuras a base de caña y una pasta que resulta de la combinación de diversas substancias locales, conocida por los Purépechas como J’atzingueni. Un legado de la Cultura Purépecha al Mundo. Una técnica que fue apreciada también por los europeos desde el punto de vista artístico.        Los pueblos mesoamericanos por costumbre, llevaban a sus dioses al campo de batalla; creían que su presencia protectora sería benéfica para obtener la victoria. En la mayoría de los casos, la deidad principal les acompañaba para infundir valor y coraje a los guerreros. Pero, cuando eran derrotados, sus pesados y voluminosos ídolos quedaban en manos enemigas, entonces pensaban que la ira divina caería sobre los vencidos.          Sin embargo, los Purépechas encontraron la so